La abogada experta en Recursos Naturales y directora del Laboratorio Social y de Innovación en Minería de la Universidad UTE, destaca que la actividad minera bien ejecutada -con transparencia y sostenibilidad- tiene el potencial de convertirse en un motor clave para la economía ecuatoriana.
“La industria minera en Ecuador atraviesa un período de transformación y expansión. En los últimos años, el país ha emergido como un destino atractivo para la inversión internacional en minería, gracias a sus vastas riquezas naturales y a las mejoras en políticas que han incentivado el interés de las empresas mineras”, afirma Rebeca Illescas Jimenez , abogada y ex Ministra y Viceministra de Minería de ese país.
Añade que este creciente interés se refleja en la mejora significativa de Ecuador en el Índice de Atractividad de las Inversiones del Instituto Fraser, “donde ha escalado posiciones de manera notable, situándose en 2022 como el segundo destino más atractivo de la región”, puntualiza.
Con el objetivo de promover e impulsar esta actividad, pero de manera sostenible y en diálogo con los distintos actores y comunidades, desde abril de 2023 Rebeca es directora del Laboratorio Social y de Innovación en Minería de la UNIVERSIDAD UTE , de Quito. Y en esta entrevista con EnlaceInnova nos habla del trabajo que están realizando, del escenario que enfrenta la industria minera en Ecuador y la visión que tienen para desarrollar de mejor manera las oportunidades que esta industria ofrece a su país.
-¿Cómo describes el escenario actual de la industria minera en Ecuador y sus perspectivas de crecimiento?
El potencial de la minería en Ecuador es aún inexacto. Es el país menos explorado de la región: tan solo el 10% de su territorio, según datos del Ministerio de Energía y Minas. Sin embargo, con recursos minerales ya evidenciados, que podrían convertir al sector en uno de los pilares económicos más importantes del país, compitiendo con el rubro de hidrocarburos.
Este desarrollo se ve impulsado por la creciente demanda global de minerales esenciales para la transición energética, como el cobre, que es fundamental para tecnologías limpias.
Para ponerte en contexto, en 2022 el sector minero representaba el 2% del PIB de Ecuador, muy por debajo de países como Perú y Chile.
-¿Cómo se ve reflejado esto en proyectos e inversiones?
Ecuador cuenta con proyectos mineros de gran envergadura que están en diferentes fases de desarrollo. Por ejemplo, el proyecto Mirador, ha alcanzado una producción significativa desde su inicio en 2019, con exportaciones que han generado ingresos por miles de millones de dólares; esta misma operación tiene planificado construir una segunda fase, que duplicará su producción actual.
Otra iniciativa destacada es Fruta del Norte, operada por Lundin Gold, que desde 2020 ha exportado concentrados de oro por un valor cercano a los US$3000 millones. Estos proyectos no solo han aportado ingresos sustanciales al país, sino que también han generado empleo directo e indirecto, contribuyendo al desarrollo regional, especialmente en zonas como Zamora Chinchipe.
Otros proyectos clave como Curipamba, La Plata, Cascabel, Cangrejos, sumados a Fruta del Norte, y Mirador, serán fundamentales para el crecimiento del sector, con proyecciones de exportaciones que podrían alcanzar hasta US$8.433 millones en 2034.
DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES
-¿Cuáles dirías que son los principales desafíos que tiene la minería en tu país?
Uno de los principales retos es el auge de la minería ilegal, que ha generado una extensa contaminación en el país y se ha convertido en una fuente de financiamiento para el crimen organizado. La presencia de más de 4.000 sitios contaminados por actividades ilegales, como también más de 700 focos de minería ilegal, evidencia la magnitud de este problema, que no solo afecta al medio ambiente sino también a la seguridad y gobernabilidad en regiones mineras.
La conflictividad social es otro reto persistente. La falta de mecanismos efectivos de consulta previa y la débil implementación de normativas ambientales y sociales han alimentado tensiones entre las comunidades locales y las empresas mineras. Esta brecha entre el marco legal y su implementación real genera incertidumbre, y puede desalentar la inversión a largo plazo.
-Y en contraposición ¿cuáles son las oportunidades y potencial que ofrece existe?
Las oportunidades que presenta el sector son igualmente significativas. La minería tiene el potencial de convertirse en un motor clave para la economía ecuatoriana, apoyando la industrialización y contribuyendo a la sostenibilidad de la dolarización. Además, la creciente demanda global de minerales para tecnologías limpias brinda a Ecuador una posición estratégica para convertirse en un proveedor esencial en la cadena de suministro global.
Para los próximos años, el principal desafío será la estabilidad política que acompañe un desarrollo sostenido y responsable de una industria que requiere políticas a largo plazo.
La minería no debería responder a una coyuntura política, ni un periodo presidencial, son proyectos que por su propia dinámica deben mirar más allá de un tema electoral.
DESDE EL LABORATORIO SOCIAL Y DE INNOVACIÓN
- ¿En qué están trabajando desde el Laboratorio Social y de Innovación?
En este contexto, el Laboratorio Social y de Innovación Energético Minero de la Universidad UTE desempeña un papel crucial en la promoción de la transparencia y la sostenibilidad en el sector minero. Este laboratorio se ha establecido como un espacio donde se generan diálogos multisectoriales, conectando a actores diversos para explorar ideas que impacten en la discusión sobre la transición energética justa.
A través de iniciativas como el 'Diplomado en Liderazgo, Género y Gobernanza en Energía y Minería', que iniciará en octubre de este año, con la colaboración con la Universidad Central de Chile, el laboratorio busca fortalecer las capacidades de liderazgo en el sector, promoviendo una gobernanza inclusiva y con visión de futuro.
-¿Su enfoque está más centrado en lo académico y formativo o también impulsan proyectos con los actores de la minería?
El laboratorio también trabaja en la creación de soluciones concretas para los desafíos de la industria, abordando temas críticos como la necesidad de transparencia y diálogo permanente con diversos actores.
Este enfoque no solo busca mejorar las prácticas mineras actuales, sino también preparar al sector para enfrentar los retos del futuro. Promoviendo un control técnico de las actividades de la industria; buscando que las mismas sean respetuosas con el ambiente y las comunidades.
Necesitamos recuperar la confianza, compromiso y diálogo entre todos, para construir soluciones y bajarle al ruido polarizante de la sociedad actual.
COLABORACIÓN CHILE - ECUADOR
-¿Dónde y cómo ves que se puede incrementar la colaboración entre los ecosistemas mineros de Chile y Ecuador?
La colaboración entre Ecuador y otros países como Chile en el ámbito minero puede potenciarse significativamente mediante diversas estrategias. Una de ellas es el fortalecimiento de la cooperación en investigación y desarrollo (I+D+i), lo que permitiría modernizar las actividades mineras y generar innovaciones que mejoren la eficiencia operativa.
Además, las alianzas estratégicas en educación y capacitación, como las que se están impulsando desde el Laboratorio Social y de Innovación Energético Minero, son esenciales para el intercambio de conocimientos y experiencias.
Finalmente, el desarrollo de proyectos conjuntos en el contexto de la transición energética global ofrece una oportunidad única para que Ecuador colabore con otros países en la implementación de tecnologías limpias y prácticas mineras sostenibles.
Este enfoque colaborativo no solo beneficiaría a Ecuador, sino que también podría establecer nuevas normas y estándares para la minería en la región, contribuyendo al desarrollo de una industria minera más responsable y equitativa a nivel global.
-Entonces, ves fuertes sinergias que se podrían aprovechar…
Ecuador y Chile son países complementarios, deberíamos tener más y mejores acuerdos comerciales, académicos y quizás políticos. Esto sin duda beneficiaría a los dos países y sus industrias.
Tenemos mucho que aprender del desarrollo minero de Chile, pero también mucho que ofrecer desde nuestra geología y las propias relaciones entre las comunidades y el Estado. Ojalá algún día se depongan posiciones políticas, y miremos a la región como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes.